"PLANETA AUSTRALIA: LOS ARCHIVOS DE LA TIERRA" (EL DOCUMENTAL: CAPITULO 1)

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jueves, 7 de enero de 2010

REGALO DE REYES


El mismo día de Reyes, al abrir el buzón de casa y entre docenas de folletos, encontré una carta con el matasellos de Australia. En el remite figuraba "Europcar Australasia", con domicilio en el aeropuerto de Tullamarine (Melbourne). Glupssss... De inmediato, y antes de abrir el sobre, comencé a barajar posibilidades... ¿Una multa por exceso de velocidad? ¿Una multa por pegarme demasiado a la izquierda? ¿Una multa por pegar adhesivos de CSIC-RTVA en las puertas del todoterreno alquilado? Glupssss....
Me encomendé a los Reyes Magos y abrí el sobre... En su interior encontré dos palelitos. Uno de ellos era un recibo de tarjeta de crédito por valor de 79,69 dólares australianos. Y el otro era el justificante de ese cargo inesperado... ¿Por qué nos habían clavado esos 80 pavos después de devolver el coche? Por si no lo veis claro en la imagen que adjunto os copio el motivo del cargo tal y como lo explican los de Europcar en el curioso manuscrito:

"CHARGE. STEAM CLEAN. SAND - DIRT - ROCKS - EVERYWHERE"

(Lo que más me gusta es ese "Everywhere"... ¿También había piedras en el depósito de gasolina?).

Fieles a nuestra leyenda, labrada ya en los cinco continentes, los australianos también nos consideran unos enguarracoches. Estos australianos son un poquito delicados... como se ponen por unas piedrecitas, algo de arena y un poco de mugre... ¿Para que alquilan allí los todoterreno, para ir a la Ópera?


Manuel de la Riva me recuerda como en una ocasión al ir a limpiar el todoterreno el operario les aseguró que ellos limpiaban coches pero que no los desescombraban...

domingo, 27 de diciembre de 2009

HOGAR, DULCE HOGAR


Aún no sabemos si hemos vuelto de las antípodas o de los confines de la Vía Láctea. El trayecto Hobart (capital de Tasmania)- Sevilla nos ocupó 96 horas y juro que no volvimos andando. Después de cruzar el estrecho de Bass (ver Google Maps) y recomponernos en el aeropuerto de Melbourne viajamos a Hong Kong donde apenas tuvimos tiempo de sorber unos cafés --casi de madrugada-- en uno de los omnipresentes Starbucks (ya han colonizado Asia, sospecho). Desde allí nos lanzamos a un viaje cósmico en el que cruzamos la cordillera del Himalaya, el desierto del Gobi, las estepas de Siberia, los Urales y el Báltico, para aterrizar, en mitad de un bonito temporal de nieve, en el aeropuerto londinense de Heathrow.
Y allí, en la dulce Europa (eso pensábamos nosotros), llegó lo peor. Nuestro vuelo fue cancelado y junto a centenares de viajeros nos vimos atrapados en un torbellino de nieve, desinformación, hambre, cansancio y desesperación. Poco, muy poco, faltó para pasar la Nochebuena en tierras británicas, vestidos de expedicionarios y con una lustrosa capa de mugre viajera.
Benditos móviles y benditos amigos (Manuel, eres grande, te debo una de ortiguillas en el sur).
Gracias a nuestros ángeles de la guarda en Sevilla, a los que tuvimos en vilo en mitad de sus compras navideñas.
Gracias a la gente de Iberia que nos sacó, como pudo, del entuerto.
Gracias al comandante del vuelo Madrid-Sevilla, que nos hizo reir cuando ya no nos quedaban fuerzas ni para reirnos.
Gracias a los que fueron generosos en mitad del desconcierto. Cuando un grupo funciona de manera solidaria los problemas se hacen pequeños, muy pequeños... y la sonrisa no desaparece.

Ahora solo falta... que aparezcan las maletas...
Seguiremos informando...
Anotación a 7 de enero: las maletas fueron llegando poco a poco, y la rutina (bendita rutina) también. Ahora sólo queda (¿sólo?) contar esta historia en imágenes...

jueves, 17 de diciembre de 2009

SONRIA, POR FAVOR




Con esa soberbia que a veces nos asalta a los humanos (sobre todo cuando salimos de casa) tendemos a pensar, con demasiada frecuencia, que lo nuestro es lo mejor. Que nuestros horarios de comidas son los más acertados (aunque sean delirantes), que nuestra forma de conducir es la más sensata (aunque nos estampemos por docenas en las carreteras), que somos los más simpáticos del mundo-mundial (aunque la mala uva nacional goza de una larga tradición y una merecida reputación), etc... etc...
Cuando uno llega a Australia, si está preso de esa inmodestia, suele pensar, abusando del tópico, que bien poco se puede esperar de un país que se fundó a partir de los convictos llegados de Inglaterra. Que aquí lo que abunda, a cuenta de ese inconfesable origen, es la gente ruda, maleducada y desconfiada.
Aviso para navegantes: en pocos lugares se puede encontrar gente más amable, más simpática, más sonriente, más educada y más confiada (en el buen sentido). No hay rejas en las ventanas. No hay policía patrullando las calles ni las carreteras. No hay camareros que te piden que pagues en el mismo momento de servirte. No hay taxistas que te ladran si la carrera es muy corta. No hay transeuntes que ignoran tu pregunta porque tu inglés es deficiente. No hay gente de mal humor sin motivo. Nadie se salta un "hola", ni un "gracias", ni un "buenos dias". Nadie toca el claxón (supongo que sólo lo usan en caso de inminente atropello). Nadie escupe en la calle, ni tira las colillas en cualquier sitio.
Eso sí (seamos sinceros) cuando a esta gente le das dos copas... la cosa cambia... a peor.

CAMINANDO ENTRE GIGANTES





En todos los viajes hay un "momento mágico" (o varios). Un momento en el que, a pesar de los muchos kilómetros recorridos y los múltiples escenarios visitados, la naturaleza te sorprende, te regala algo inesperado, te deja sin aliento, sin palabras. En Argentina, por citar nuestra última campaña científia CSIC & RTVA, ese regalo se nos concedió una mañana de diciembre en aguas de la Patagonia, cuando las ballenas francas australes nos ofrecieron, sólo para nosotros, su mejor ballet, y hasta cantaron, con un sonido ronco y primitivo.
Ayer, en Tasmania, vivimos otro de esos momentos mágicos. Tuvimos la suerte de caminar entre gigantes, recorriendo el sendero que, con acierto, los lugareños han bautizado como "The land of the giants". Eucaliptos monumentales, de 400 años y 90 metros de altura, salpican un bosque (¿bosque o selva?) tapizado de helechos que crecían por encima de nuestras cabezas filtrando la poca luz que llega hasta el suelo. Estábamos en el corazón del Parque Nacional Mount Field, pero todos nos sentíamos en el escenario de "Parque Jurásico", esperando que, entre la densa vegetación, apareciera un dinosaurio.
Los eucaliptos que dan nombre a este enclave son los Eucalyptus regnans, considerados los árboles más altos del planeta (en dura competencia con las sequoias de América del Norte). En Tasmania el record lo ostenta un ejemplar de 97 metros de altura, aunque hay registros oficiales de eucaliptos, ya desaparecidos, que superaban los 110 metros de altura. Aún más sorprendente es su velocidad de crecimiento: en condiciones óptimas puede crecer 10 metros en sólo 15 meses... ¡ y desde la semilla !
Caminamos entre gigantes y no sentimos pequeños, muy pequeños...

miércoles, 16 de diciembre de 2009

UN TIEMPO DE LOCOS


El de meteorólogo/a debe ser uno de los oficios más complicados de Tasmania. No se si ocurre durante todo el año, pero en este comienzo del verano austral predecir el tiempo en cualquier zona de esta isla más allá de, digamos, treinta minutos resulta imposible. Al amanecer uno se asoma a la ventana y, por ejemplo, ve el cielo cubierto por nubes de un color negro zaíno. Visita fugazmente el baño y cuando vuelve a mirar por la ventana luce un sol espléndido. Después de la ducha ya ha comenzado a llover y mientras se sirve el desayuno se inicia un desfile de nubes y claros que no acaba de decidirse por unas u otras. Finalmente, como nos pasa todos los días, uno sale a trabajar con camiseta, camisa, forro polar, chaquetón y chubasquero, con el convencimiento de que todos esos elementos serán imprescindibles a lo largo del día (por separado o todos juntos). Si uno consulta las clásicas predicciones puede encontrarse con textos absolutamente delirantes que dicen algo así como: "Durante la primera parte de la mañana los cielos estarán parcialmente nubosos, aunque al mediodía brillará el sol para dar paso, al comienzo de la tarde, a chubascos dispersos seguidos de una intensa niebla que se despejará a última hora con la llegada de intensos aguaceros que serán el preludio de una noche despejada aunque con intensos vientos de componente oeste. Temperatura máxima: 36. Temperatura mínina: 6”.
Y con el tiempo así, los tasmanos visten sencillamente con unos pantalones cortos, una camiseta vieja y las chancletas de playa... haga el tiempo que haga.

martes, 15 de diciembre de 2009

SORPRENDIDOS DESDE EL AIRE
















Hoy como cada día nos dispusimos a partir hacia uno de los islotes de muestreo, en este caso Wedge Island. Aprovechamos un viaje de una lancha de la universidad de Tasmania para acercarnos hasta la isla, en la que en primer plano nos recibió un pigargo en su posadero. Allí, mientras manipulabamos a las pardelas baja un sol abrasador, nos sorprendió un helicoptero del Australian National Antartic Research Expedition que estrepidosamente se precipitaba sobre nosotros. Y colgados, para nuestra sorpresa, estaban nuestros colegas de Televisión desafiando a la gravedad…..

UN DIABLO AMENAZADO






Los dibujos animados de la Warner Bros otorgaron popularidad a un animal que hasta entonces no era muy conocido más allá de estas tierras australianas. El diablo de Tasmania (Sarcophilus harrisii) es un marsupial carnivoro del tamaño de un perro pequeño que sólo habita en esta isla australiana. No parece especialmente amenazador hasta que empieza a gruñir y enseña su potente dentadura capaz de triturar los huesos de sus víctimas.
En 1997 comenzó a verse afectado por un cáncer facial que ha diezmado sus poblaciones silvestres. Se estima que en los primeros años de la enfermedad murieron la mitad de los 75.000 diablos que vivían en Tasmania, y los que han sobrevivido se enfrentan a una dura competencia con el zorro rojo, especie que, inexplicablemente, llegó a Tasmania, como especie invasora, en 2001.
Gracias a la ayuda de John Hamilton, fundador y responsable del Tasmanian Devil Conservation Park, conseguimos grabar diablos de Tasmania sin jugarnos (mucho) el tipo. Bueno, la verdad es que Arturo, nuestro operador de cámara, pasó algunos apuros a cuenta de un diablo que se encaprichó con su rodilla. Así de cerca los pudimos grabar y así de cerca los veréis en el documental.

EL VIAJE EN IMÁGENES - II

















DEL PARAISO AL INFIERNO





Mientras en la Península Ibérica el movimiento ecologista lleva décadas luchando contra las plantaciones de eucaliptos, en Tasmania se libra una dura batalla en defensa de estos árboles. Eucaliptos de hasta 90 metros de altura (¡¡ 90 metros de altura ¡!, unos 7 metros menos que la Giralda de Sevilla) y 400 años de edad ( ¡¡ 400 años ¡!, es decir, que empezaron a crecer 40 años antes de que el navegante holandés Abel Tasman describiera por vez primera esta isla) están siendo talados para convertirlos... ¡¡ en astillas ¡! La insaciable industria asiática del papel se alimenta de estos gigantes vegetales que están desapareciendo de algunos de los valles más hermosos de Tasmania, como el de Florentine.
Ayer nos internamos en el Parque Nacional de las Hartz Mountains. En poco más de 30 kilómetros disfrutamos del paraiso (árboles soberbios, helechos gigantes, arroyos de aguas cristalinas en los que habita el esquivo ornitorrinco,...) y sufrimos con el infierno (bosques arrasados por los buldozer, tocones de eucaliptos monumentales desaparecidos a golpe de motosierra, charcos de aceite y gasolina, montañas de astillas pudriéndose al sol...).
Cuando hablamos de la deforestación de los bosques primarios del planeta solemos localizar este desastre en las selvas amazónicas o en cualquier otro lugar “poco desarrollado”, donde turbias empresas, en connivencia con gobiernos corruptos, campan a sus anchas. Pero nadie nos habla de la salvaje deforestación que sufre Tasmania, donde cada dia desaparece una superficie de bosque equivalente a 44 campos de fútbol... cada día.

FOTOTRAMPEO EN YALOAK








El trabajo avanza en Yaloak State una finca dedicada a la ganadería de ovejas y al cultivo del cereal en las proximidades de la ciudad de Bacchus Marsh. John, el encargado “no worries”, ha cumplido con su compromiso de proporcionarnos conejos, y nosotros nos hemos encargado de colocarlas en el campo acopladas a las cámaras de fototrampeo. Los primeros resultados señalan que águilas (Aquila audax), halcones(Falco berigora), cuervos (Corvus coronoides) y zorros (Vulpes vulpes) son los vertebrados responsables de la eliminación de los cadáveres, y los consumen con bastante eficiencia. Quedan poco restos para las moscas que nos acosan, quizás alguno para ser guisado con chocolate por Fernando “sounds good”. Tras la digestión seguiremos colocando cámaras, queremos ver como funciona todo con buen tiempo y parece que a partir de hoy tendremos sol y mucho calor después de varios días de nubes y chaparrones.

LAS LECCIONES DE YAOLAK






Unos en Tasmania y otros en Yaolak. Estoy convencido de que unos echamos de menos ver lo que los otros están viendo-las fotos en el blog son nuestros ojos distantes y lo que nos muestran de Tasmania más que nos gusta -. Sin embargo ambos grupos estamos contentos de estar donde estamos, ver lo que vemos y estar haciendo los trabajos que planeamos y nos han conducido a lugares diferentes. En el caso que nos toca, Yaloak, hemos vuelto a tener suerte, sobre todo porque estamos aprendiendo deprisa en nuestros trabajos y en otras cosas no directamente relacionadas con ellos. Son a esas a las que ahora nos referiremos.

La primera cosa aprendida ha sido de los gestores de una gran finca, más de 5000ha, dedicada al cultivo de cereales y a la cría de oveja. Evidentemente el interés de los propietarios y gestores es obtener beneficios económicos de su trabajo. Esto no tiene nada de particular. Lo que si lo tiene, para nosotros, es su comportamiento en lo relativo a la gestión de la finca y el valor que le dan a los conocimientos ecológicos sobre el sistema que no están directamente relacionados con sus fuentes agrícolas y ganaderas de beneficio; Nuestra llegada y acogida aquí lo muestran con claridad. Llegamos gracias a la ayuda y presentación de miembros del School of Botany de la Universidad de Melbourne y concretamente de Inka Valthein. La relación entre Inca y los propietarios y gestores de la finca viene de cuando realizó su trabajo de campo en Yaolak para valorar el posible impacto que podría tener la instalación de un campo de generadores eólicos en la finca. Los propietarios no eran los promotores, pero si iban a obtener un beneficio económico sustancial por la instalación de los molinos y su infraestructura asociada en sus terrenos.

Inka acabó su trabajo, se hizo el informe y el resultado fue que no se autorizó el parque de aerogeneradores. Su posible impacto sobre la población de aves y más concretamente sobre la población de la wedge-tailed eagle Aquila audax lo desaconsejaba. Pues bien, Inka fue nuestra introductora y estamos siendo tratados de forma inmejorable. Nos capturan los conejos que necesitamos; nos dan las llaves de todas las cancelas para que podamos circular libremente y realizar nuestro trabajo; nos acompañan para enseñarnos los lugares que necesitamos conocer; y, de vez en vez, nos agasajan con té y cafés y, sobre todo, responden amablemente a nuestros frecuentes interrogatorios sobre la forma de gestión de la finca, la erradicación de zorros y conejos, la interacción entre águilas y ganados….Cuando preguntamos a John, el gestor de la finca, porqué nos facilitaban tanto nuestro trabajo, mostró una cierta extrañeza por la pregunta y nos dijo: nos interesa aprender sobre nuestro territorio; su trabajo nos interesa por eso. Todo lo que podamos hacer porqué los científicos trabajen aquí es bueno para nosotros. Nosotros pensamos igual John; pero no le dijimos que de donde veníamos y en circunstancias similares probablemente no habríamos recibido el mismo trato.
Lo que hemos aprendido del invasor conejo, de sus predadores autóctonos y de los zorros introducidos es mucho, como también será mucho el tiempo que pasaremos tratando la información hasta poder llegar a obtener resultados definitivos.

sábado, 12 de diciembre de 2009

FIRST CONTACT WITH THE TASSIE SHEARWATERS







Durante esta primera semana en el sureste de Tasmania hemos trabajado en dos de las colonias de reproducción de pardelas seleccionadas para nuestro estudio: Bruny Island y Tasman Island. Son lugares no siempre de fácil acceso, por lo que al primero tuvimos que llegar en ferry y a la segunda isla, como ya decidimos unos días antes, nos desplazamos en helicóptero. En Bruny Island, tan solo se reproduce una de las especies que estamos buscando, la pardela de pico fino (o muttonbird, Puffinus tenuirostris). Los nidos en esta isla están situados en un istmo de arena que conecta la parte norte y sur de la isla, tremendamente frágil, con nidos muy profundos, donde tuvimos que movernos con sumo cuidado para no dañar los nidos. Un lugar paradisiaco, donde a uno no le importaría ser pardela si no fuera porque no debe ser poco probable enfrentarse a uno de esos animales terriblemente venenosos como son las serpientes tigre, a los que tuvimos ocasión de observar en uno de los nidos donde nos aventurábamos a meter la mano…A partir de ese momento jugamos a la ruleta rusa a ver a quien nos tocaba sacar la pardela del siguiente nido, aunque siendo sinceros, Fernando Ibáñez inspeccionó la mayoría de las huras. De este lugar nos volvimos con 20 muestras de sangre y de plumas. Al partir, subimos a un mirador, en el que descubrimos que había una razón más para pensar que este es uno de esos sitios mágicos, junto ahí, se habían arrojado las cenizas de una princesa aborigen, cuya vida de sacrificio y tortura, finalmente fue recompensada con un descanso en esta agua del sur.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Y YA FINALMENTE DESDE TASMANIA!




Hemos estando aislados de este medio electrónico desde nuestra llegada hace unos días a la y hasta ahora. Tasmania, en el extremo sur de Australia, está a menos de 2000 km de la Antartida. La luz del sol blanca, hiriente y cegadora en las pupilas y el viento frío nos lo recuerdaron al bajar del avión inmediatamente. En la ciudad de Hobart nos hemos instalado enseguida en una casa a la que se llega tras escalar una cuesta del 30%. El tiempo cambia cada diez minutos en un desfile rápido de nubes y sol, lluvia y calor. Lo importante es que estamos ya aquí en busca de los nuevos capítulos de este extraordinario viaje.